El cambio de fecha de viaje a Marruecos me dio la oportunidad de viajar el fin de semana del 18-22 de noviembre. Quería ir a Alicante o a Madrid para visitar a otros chicos de American Internacional: Aurea, Carlos y Esteban. No pude verlos porque los tres estaban ocupados con tenis. Busqué y busqué por ofertas hasta que encontré un vuelo de ida y vuelta a Barcelona por 25€. Compré mi billete en ese instante. Vanessa D. también compró su boleto. Decidí ir a Barcelona de nuevo porque un grupo de interés, que tenía algunos de mis mejores amigos, viajaban ahí. Pero Vanessa y yo viajamos juntos pero no éramos parte del grupo de interés.
La amistad es lo mejor. La familia de Cristian nos recogió del aeropuerto para llevarnos a su casa donde nos esperaba una cena preparada por Manuela, su madre. Pasamos una noche de reyes en su casa. “¡Todavía faltara más!” – Toni, padre. Palabras no describen la humildad de la familia Batlle Rodríguez. El viernes por la mañana Vanessa y yo acompañamos a Cristian a su entrenamiento de tenis. El Camp Nou se veía desde su club deportivo. Aunque no entré esa mañana yo sabía que iba regresar el domingo para disfrutar de su belleza. Cogimos el metro para encontrarnos con el grupo en el Equity Point: Centric pero el grupo no legaba. Pasó media hora y nada. Tenía miedo de que nosotros llegamos tarde. Por fin llegaron, una hora tarde, y nosotros entramos a coger nuestros cuartos. Vanessa y yo entramos ilegalmente. Todo siguió según como tenia el viaje planeado. “¡Claro que nos puedes acompañar!” – Inés. Ahora era parte del grupo. Lo primero que hicimos fue ver la Rambla. Como el grupo no tenía un guía yo me hice un guía. No dudé que iba a molestar a gente con mi conocimiento…a mi me da igual lo que piensen. Al menos sabía que iba hacer a unos de ellos felices. Por la mañana me junté con Emily y Jason. Por la tarde vistamos el Arc de Trionf, el Parc de la Ciutadela y el Parlament de Catalunya. Para permanecer en Barcelona por un tiempo yo grabé mis iniciales en el tronco de un árbol enfrente del Parlament. Tener la oportunidad de revivir y apreciar la cuidad es una razón por lo cual decidí regresar a Barcelona. Observar la maestría de Pablo Picasso era una de las cosas que quería hacer de nuevo. El ambiente del día pasó de ser feliz a malo cuando Vanessa no pudo entrar al hostal. “¡Thanks, Adrian!” – Vanessa. No podía decirle nada porque estaba cabreada. Ella y otras chicas se fueron a cenar sin resolver la situación. Aunque yo también estaba frustrado, yo corrí por las calles del Centro buscando un albergue para ella. Dos horas después encontré uno a diez minutos del nuestro por 8€ la noche. Por fin podía comer. La mejor pizza de España fue en Telepizza con Emily y Jason. “¡Dude, there’s one slice left and I’m tempted to take it!” –Jason. Lo que uno hace cuando tiene hambre. “¡No judgement…he he he!” – Emily. La mayoría del grupo fue a Esprit Chupitos para disfrutar del espectáculo de +300 chupitos y del chupito “Monica Lewinsky”. La noche terminó con una visita al Palace Pub donde Jason y yo nos tomamos una Amstel. ¡Salud!
Empezamos nuestro día en el laberinto del Barri Gótic. Los sitios ya los conocía pero no la historia. Los barrios del Raval, el Gótico, la Barceloneta y la Ribera forman la Ciutat Vella de Barcelona. El Gótic es el núcleo más antiguo de la ciudad. Sin embargo los tesoros medievales están bien escondidos. La modernización destruyó la historia del barrio. Actualmente se conservan trozos de la primera muralla en la plaza de Catedral y por el Gótic. Además entre dos edificios permanecen parados tres pilares del Temple d’August.. Mis favoritas partes del Gótic fueron las huellas de balas en las fachadas del Call, la historia del Jardín del Claustro de la Catedral, la Plaça Jaume y la arquitectura de la Carrer del Bisbe Irrurita. Nunca pensé que viera algo del fútbol en una iglesia. La sorpresa del día fue cuando vi una vidriera del Parroquia de Santa Maria del Mar con el escudo del F.C. Barcelona. Todos querían un bagel para almorzar, pero nadie lo quería más que Becca y Cara. Como Jason y yo no teníamos hambre nosotros separamos del grupo para explorar las calles del Gótic. Durante nuestra aventura un borracho nos entreténió por quince minutos. En camino a la tienda que vendía bagels nosotros chocamos con restos de la muralla romana en la calle la Carrer del Corneu Veil. Después de almorzar yo me separé del grupo para disfrutar del Passeig de Grácia y la ruta al Parc Güel otra vez. ¡Contra el turismo! A minutos de Parc Güel, un artista pintaba un graffiti de un turista gordo con una raya roja que cortaba la imagen que criticaba el turismo en Barcelona. Tomé uno minutos para pensar sobre la pintura. Aunque él reconoció que yo era un turista él me invitó a una copa de ron. Le dio mucho gusto al tío que latino. Disfruté una vez más de la puesta sol desde el Calvario. ¡Paz! Ver la Sagrada Familia de día es una cosa pero verla de noche fue increíble. Después de cenar yo fui a comprar una botella de vino y dos bagels para Becca y Cara porque ellas nunca los consiguieron. Mi noche terminó con la experiencia de “Getting Iced” en Plaça Catalunya y un paseo por las Ramblas y la Barceloneta con Becca, Cara y Mary. 
Una hora nos es suficiente tiempo para visitar y gozar de la Sagrada Familia. Me sentí mal por el grupo porque no pasaron suficiente tiempo en los sitios que visitaron. Además no visitaron la Muntanya de Montjuïc. Es por esto que a veces es mejor no viajar en grupo para que tenga la libertad y tiempo de ver más. Disfruté de mi experiencia con el grupo. ¡Gracias Inés y Dani! Vanessa se fue al Montjuïc. Yo me fui al Camp Nou. Yo considero el Camp Nou como otro monumento histórico de Barcelona por su valor para el futbol. ¡El Camp Nou es més que un estadi…¡Barça! ¡Barça! ¡Barça! Por la tarde nosotros nos reunimos en la Plaça Espanya para ir a jugar como niños en el Parc Joan Miró. Para hacer tiempo nosotros caminamos por el Centro para ver la cuidad una ultima vez antes de regresar a Sevilla a las 7 a..m. ¡La placa de la Canaletes tenia razón de que algún día regresaría a Barcelona!
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